Conectándonos: El Camino por delante II
En cada nuevo viaje que emprendo, trato de no perderme ningún detalle, la ruta, el cielo, las terminales y aeropuertos, los bares, los paradores en ruta (una de mis partes favoritas de cualquier viaje es parar en la ruta, tomar un café, caminar un poco en tierra de paso), salvo en casos en los que llegue extenuado y duerma, trato de ver todo desde el momento en que salgo hacia un nuevo destino, todos los detalles me cuentan historias, y las escriben.
La idea de una vida ajetreada, cargada de actividades, donde el tiempo nunca alcanza, hace que pensemos en los resultados antes que el trabajo para lograrlos, que nos centremos tanto en el objetivo de lograr lo que queremos, y hacerlo tan rápido que no disfrutemos del proceso, del mientras tanto.
Chascomús 120 km
Coronel Brandsen 36 km
Recuerdo cuando era niño, íbamos muy seguido desde La Plata a Chascomús, para quienes no conocen este lugar, es una ciudad muy pintoresca que se erige en la vera de la laguna que lleva su nombre. Un lugar muy valorado por los aficionados a la pesca, entre ellos mi papá.
A él le fascinaba ir cada fin de semana a la laguna y pasarse la tarde con la caña y unos mates, a mí la pesca nunca me ha llamado mucho la atención, pero cada vez que podía me iba con él.
Mi mundo entero cambiaba ante la posibilidad de tomar la Ruta 2, recorrerla durante una hora aproximadamente hacia nuestro destino, y en cada viaje realizaba los mismos rituales: leer y memorizar cada cartel, aprenderme todos los nombres de las localidades, perderme en los misterios del campo abierto mirando al horizonte.
Chascomús 80 km
Gral. Vieytes 25 km
En esos viajes, quizás, fue que empezaron a sonar en mi cabeza melodías, y fui tomando consciencia de esa parte del cerebro, que nos programa música todo el tiempo, como si fuera una radio o una playlist permanente, y nos acompaña en cada pequeño momento de nuestras vidas.
Conectarme con ese camino fue una y otra vez activar mis sentidos, visualizar el mundo y el futuro, tardes de sol iluminaron mis ojos, tardes de tormenta me acercaron a esa otra energía que surge cuando el aire que presagia el agua invade nuestra humanidad.
En miles de charlas mirando la ruta, en miles de silencios, puedo afirmar que nunca estuve tan conectado con todo lo que me rodeaba.
Chascomús 30 km
Río Samborombón 20 km
Meditación en movimiento
Dicen que la meditación es el arte de vaciarnos de pensamientos para dejar fluir, sencillamente… ser.
Quizás haya sido en esos días, que las rutas se volvieron una parte feliz en mi vida, donde fluir por los caminos, detenernos en algún parador, tomar un café o una gaseosa, probar algunas facturas del lugar, conectar, se hayan convertido en una experiencia superadora.
Pienso que cuando nos permitimos esa conexión, podemos transitar libremente por los caminos, y dejar fluir.
No llevo la cuenta de cuántos viajes realicé en esos años, porque para mí son infinitos, podrían ser millones, donde esa magia se despliega, el campo y el horizonte, los días radiantes, las tardes de lluvia, el aire lleno de energía.
Bienvenidos a Chascomús.
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